ENTREVISTA A CARLOS BOGGIO SOBRE REFUGIATS I ASIL POLÍTIC

Carlos Boggio es una persona que cautiva con las palabras porque una de sus virtudes es conversar. Su vida se ha basado en la convivencia con las ONG’s y en la docencia. Vivió en primer plano la dictadura argentina y las amenazas de muerte que jamás lo apartaron de su lucha en pro de la humanidad y lo humanitario. Ha sido durante seis años el representante en España de ACNUR, el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados. Mediante esta entrevista intentaremos conocer la realidad y las necesidades de las poblaciones refugiadas y, especialmente, de las personas que llegan a otros países para solicitar asilo.

Oscar Ramírez – Red Internacional de Escritores por la Tierra.

Carlos, ¿Cuál es la situación actual en España y en el marco europeo para aquellas personas que quieren, necesitan, pedir asilo?

A partir de cómo se ejerce el derecho de asilo en España hay que hacer una reflexión sobre algunos factores estructurales que están contribuyendo a situar a este país en la cola de toda la Unión Europea.

Uno de los aspectos más preocupantes es saber cómo las personas que huyen de la violación de los derechos humanos pueden hacer efectivo el derecho a solicitar el asilo cuando se limita, controla e impide el acceso al territorio donde esos derechos pueden ser ejercidos.

En este sentido hay que hablar de dos políticas: la del control de fronteras interiores de la Unión Europea y la del control de las fronteras exteriores que fue creada para regular los flujos migratorios irregulares que llegan al continente europeo y que ha tenido como víctima al propio derecho de asilo porque los inmigrantes y los solicitantes de asilo llegan por los mismos canales.

¿Cómo se puede mejorar el problema? ¿Es la solución una aplicación de una única ley para todos los países europeos?

Hace una década había decisiones que dependían de las competencias de cada gobierno pero hoy en día este riesgo ya no existe. Ahora las decisiones en materias migratorias se toman en conjunto y de ahí nació esa iniciativa para el control de las fronteras interiores y el control de las exteriores que fue fruto de un trabajo conjunto de todos los países europeos.

Lo que sucede es que los gobiernos, en la reuniones de ámbito europeo, deben adoptar las posiciones más flexibles y no predominen, como estamos viendo ahora, las más rígidas que impiden a muchos seres humanos ejercer sus derechos.

Hablando de la gente que llega a otro país, ¿porque no solicita el permiso de asilo? ¿Por miedo o porque sabe que el proceso acabará siendo denegado?

El problema es que no existe un procedimiento de asilo a través de una embajada española porque ahí debemos preguntarnos como lo hace el ciudadano interesado para que se procese su petición o sea recogida. Para ejercer ese derecho se debe llegar a la frontera de un estado pero en cambio se les impide a todos llegar a una frontera legalmente para poder conseguir que sus reclamaciones sean escuchadas. Es un problema grave que empieza ya por la raíz más básica con lo cual se deben cambiar las bases para aplicar posteriormente el resto de procesos.

En el caso de España la situación más caótica se produjo en la época de llegada masiva de cayucos llenos de personas que no sabían que hacer…

El acceso al territorio español es un problema pero el segundo problema es lo que sucede cuando se ha llegado a este territorio. Hoy en día las personas que llegan en cayuco o por otros medios a este país tienen a su disposición algunos procedimientos por los cuales se les facilita el derecho a pedir asilo. Para estos, el derecho está más garantizado pero hay que pensar en los otros, en todos aquellos que no pueden llegar al territorio para ejercer ese derecho.

Hemos tenido solicitudes de asilo en las Islas Canarias, en las costas andaluzas o a las costas del Mar Mediterráneo donde han llegado en patera y, al serles notificado su proceso de expulsión por parte de la policía, han alegado razones que han motivado que su procedimiento de asilo fuera real y legal. Por suerte, este procedimiento está mejorando en España y este hecho nos debe agradar a todos.

Para acabar. Explicado el problema vamos a buscar las soluciones. ¿Existen? ¿Son sencillas?

Existen pero no son sencillas. No podemos, en nombre del control de la inmigración irregular, sacrificar los derechos de un colectivo que tanto España como el resto de la Unión Europea tienen clarísimamente adoptados. Hay que proteger los derechos de estas personas por encima de todo.

Hay que considerar dos principios fundamentales. El derecho soberano que tienen los estados a controlar sus fronteras y el derecho y obligación que tienen para ofrecer protección a las víctimas de los derechos humanos. Hoy en día estos dos derechos están en conflicto. La manera en que se ejercer el control sobre los flujos migratorios predomina sobre el control de las fronteras y esto sacrifica el derecho legitimo de los que quieran pedir asilo porque no pueden venir a ejercerlo. Como no se discrimina en las medidas de control, las personas no pueden ejercerlos.

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